el blog de ÑAQUE: TREINTA GRADOS DE FRÍO · A.Solo · J.R.Fernández · L.M.González

TREINTA GRADOS DE FRÍO · CÍTAME

"Treinta grados de frío"

Edit. Ñaque Editora

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En diciembre de 1856 y enero de 1857, una legación diplomática española se instala en San Petersburgo, capital de Rusia, con el fin de retomar las relaciones diplomáticas con ese imperio.

Al frente de la legación está el Duque de Osuna, don Mariano Téllez Girón, dueño de la mayor fortuna de España, que dilapidó hasta tener que vender todas sus pertenencias. Don Mariano, un aristócrata con una peculiar idea de la grandeza, había decidido costear la legación con sus propios medios, mostrando una opulencia fuera de lo común.

Don Mariano, que antes de heredar el ducado era militar, llevaba como secretario a un diplomático de carrera, un funcionario observador y de muy inteligente sentido del humor, un joven llamado Juan Valera, que más tarde se convertiría en uno de los grandes novelistas españoles del siglo XIX.

Estos dos hombres, diferentes y extraordinarios, se ven unidos por un viaje a un lugar extraño, casi se diría que a otro planeta. Un lugar cuyo idioma y costumbres desconocen y cuyo clima tiene como habitual alcanzar los treinta grados de frío. Rusia, acaba de perder en Crimea y empieza a cuestionarse sobre la posibilidad de abolir la servidumbre; por decirlo claro, la esclavitud, pero es un país más involucrado en los avatares de la política europea que España.

Durante seis meses, los dos hombres pasan por el ensueño de la capital importancia de su misión diplomática a la perplejidad acerca de qué han ido a hacer allí.

La distancia los lleva a mirar su país, una España de grandes gestos que aún va a tardar en entender que necesita una regeneración.

OSUNA · Déjese de filosofías, que así le luce el pelo. Se me despista y no está a lo que tiene que estar. Aquí, a verlas venir, a treinta grados de frío, y ni medallas, ni jamones.

(Osuna se aleja de Valera y Observa al penitente)

OSUNA · Llevamos tres meses esperando los toisones de los… Ya no me atrevo ni a mirar a Gortchakov a la cara, tengo miedo de que me diga “Caín, ¿qué has hecho con los toisones?”.

CITAME de este mes de DICIEMBRE/12 ·

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