Hagamos que amanezca
"El atardecer de cristal"
de Olga Mínguez
Una lectura apresurada de El atardecer de cristal podría hacernos
creer que estamos ante un drama histórico. Una obra que recrea –con notable
precisión- los momentos previos al ascenso del nazismo y al estallido de la
Segunda Guerra Mundial. Y sí, puede que eso sea cierto, pero si nos limitamos a ese análisis, estaríamos
obviando que, ante todo, El atardecer de
cristal es una –emocionada y emocionante- historia de amor.
Un amor que exigirá a sus
protagonistas vencer diferencias y afrontar su identidad en una época donde esa visibilidad puede traer
consigo terribles consecuencias. Por eso, este texto se convierte, página a
página, en un sincero canto a la diferencia, en una vehemente reivindicación de
la importancia de ser fieles a nosotros mismos sean cuales sean las
circunstancias que nos rodean.
Resulta difícil leer esta obra
sin proyectarse en ella. Sin verse reflejado en las sombras en las que Oliver y
Dennis se ocultan (¿quién no ha tenido miedo de sus emociones –de sí mismo- en
alguna ocasión?). El texto nos hace caer en la cuenta de que la intolerancia de
ese mundo que rodea a los personajes no está tan lejos de ciertas realidades
que forman parte de nuestro convulso siglo XXI. A fin de cuentas, la diferencia
es un rasgo que nos atañe a todos (¿quién no se siente diferente en tal o cual
aspecto de su personalidad?), un rasgo que tendría que ser siempre fuente de
riqueza, no de discriminación.
En mi caso, además, tengo la
suerte de conocer a la autora, tan llena de talento como de sensibilidad, así
que me consta que el compromiso que late en estas páginas es tan sincero como
los sentimientos de sus protagonistas. Un compromiso lleno de optimismo –este
es un texto crítico, sí, pero no derrotista- y que apuesta por una sociedad
donde Oliver y Dennis puedan tener una segunda oportunidad. Una sociedad donde nos
despojemos de prejuicios y mezquindades, en la que estemos dispuestos a aprender
de la honestidad y el valor de estos dos personajes que, bajo su capa de creaciones
históricas, no son más que dos estudiantes –atemporales- con ganas de
experimentar y de encontrar su voz. Dos jóvenes que buscan su camino y a los
que acompañaremos en un ocaso que, si la Historia hubiese sido justa, debió de
haber sido un amanecer.
Hagamos, con nuestra lectura y
nuestra reflexión, que sí amanezca ahora.
Fernando J. López
"El atardecer de cristal"
de Olga Mínguez Edit. Ñaque Editora Más detalles sobre el libro AQUÍ
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