¿Existe realmente la intención de desarrollar una democracia
cultural que acerque y abra las artes en general a todas las personas?
Si existe esta intención se tendrá que experimentar un
cambio que permita pasar de la producción y distribución de bienes culturales,
a la producción y distribución de las capacidades para asimilar y disfrutar de
esos bienes, sobre todo entre aquellas personas alejadas de la cultura.Estos cambios han de llevar en consecuencia, a una ampliación del espectro de consumidores culturales.
Fomentar la proximidad y el diálogo con la cultura desde la infancia y acercarla también a centros y entidades de diferentes ámbitos sociales como personas sin recursos o con dificultades de integración social o discapacitados sensoriales (no todos los centros escénicos están adaptados y ofrecen localidades para la tipología de grupo) o afectados por enfermedades crónicas, por poner algunos ejemplos.
El modelo de sociedad que construimos entre todos, irá
ligado al modelo de arte y de cultura que se genere principalmente desde las
políticas culturales, así como desde las iniciativas sociales o privadas.
Si queremos abrir caminos de diálogo entre el producto
artístico y sus potenciales consumidores, serán necesarias unas políticas e
iniciativas culturales que lo hagan cercano y accesible.Lo ‘Visible’ y lo‘Invisible’
Las Artes Escénicas, más allá de los escenarios profesionales, han demostrado que también son capaces de realizar una valiosa labor en el ámbito de la Educación y de la Inclusión Social, porque contienen de forma implícita, un importante potencial lúdico, creativo y pedagógico que las convierte en una herramienta especialmente valiosa para el desarrollo integral del ser humano en todas sus etapas (niño, joven, adulto o anciano).
Es interesante hacer una referencia a lo ‘visible’ y lo‘invisible’ de este trabajo. Haciendo una comparativa, en las producciones profesionales lo visible resulta evidente: es el espectáculo final, ese cuidado trabajo profesional que se presenta al gran público, quien paga por verlo.
No sucede lo mismo cuando practicamos las artes escénicas en campos no profesionales, la visibilidad es mucho menos evidente ya que en ocasiones tampoco existe un ‘espectáculo final’ (ni su correspondiente público) y de haberlo, son funciones únicas o con escasas representaciones y tampoco hay intención de comercialización del producto.
La importancia reside en el proceso de trabajo en sí, más allá de que exista o no una exhibición final.
Por este motivo, cuando hablamos de ‘excelencia’ –ese término tan de moda asociado a la calidad de un proyecto- no puede vincular a esta palabra únicamente a los resultados finales; la excelencia, en este caso, se persigue durante todo el proceso, en el día a día y en el paso a paso para obtener unos resultados que, por lo general, suelen ser menos ‘visibles’ desde el exterior.
¿Las políticas culturales están cambiando de igual manera que cambia nuestra sociedad?
En este post, extracta parte del contenido recogido en el
artículo ‘LA INCLUSIÓN SOCIAL y la
EDUCACIÓN en las ARTES ESCÉNICAS’, editado en la Revista ÑAQUE TEATRO EXPRESIÓNEDUCACIÓN (Num. 71) y redactado por Benjamín Alonso –Actor y Profesor del Aula
de Teatro en la universidad catalana-.
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