HAIKU · ÑAQUE TEATRO EXPRESIÓN EDUCACIÓN
Haiku.
Una palabra tan breve puede encerrar infinidad de
sensaciones, sentimientos y posibilidades.
5-7-5. Este es el esquema.
Cinco sílabas que enlazan con siete más y cierran con
otras cinco para transmitir paisajes, imágenes, ideas que nos transportan, nos
iluminan y nos enriquecen.
Y tan solo en diecisiete sílabas.
El Haiku por si mismo ha encandilado, por supuesto a
orientales, y también a occidentales defensores a ultranza.
Y es que si aún no ha quedado claro, el Haiku es una de
las estrofas más representativas de la poesía japonesa.
Y la atracción que ejerce en quien lo descubre, viene
dada, posiblemente, por tres elementos casi mágicos.
Por un lado, su origen en la cultura del sol naciente ya
es un imán para quienes se sienten atraídos por un país y una tradición tan
peculiar.
En segundo lugar, su significado y las imágenes
evocadoras que suele reflejar con nombres de plantas y lugares tan atractivos
como los cerezos, los arces, los juncos, los lagos, los jardines o el cielo, y
complementados con adjetivos aún más evocadores.
En tercer lugar, su ritmo, ese aparente estrambote, no es
sino la compresión en la esencia de un mensaje que puede transmitir mucho más
allá de 17 sílabas y mucho más allá de imágenes. Puede transmitir, esencia.
El Haiku parece provocar la sensación en quien lo lee o
lo escucha de necesitar, de querer algo más en su ritmo. Sin embargo, la
genialidad de un Haiku es la de contar una historia completa, acabada, con la
sensación rítmica e incluso lingüística de que podría faltar algo.
Esta triple dimensión convierte al Haiku en un elemento
con un enorme potencial didáctico a la hora de trabajar la propia lengua o
segundas o terceras lenguas, con jóvenes que conocen o pueden conocer rasgos de
la subyugante cultura nipona, con uso de vocabulario nuevo o para reforzar y
con la necesidad de trabajar el ritmo poético y por qué no, corporal, espacial,
grupal…
Pero las aplicaciones se multiplican.
Podríamos escoger un Haiku y dramatizarlo, y partiendo
tan solo de tres líneas completar una historia completa. La esencia.
Podríamos utilizar un Haiku para motivar cualquier
expresión artística. Pintura, escultura, literatura… De tres líneas a todo un
relato.
Más allá del arte o la enseñanza, podríamos utilizar un
Haiku para trasladar el alma de un proyecto, de una empresa, de una idea.
Probemos con ÑAQUE.
Surge naranja.
Cual sol amanecido.
Espiral. ÑAQUE.
Os propongo que leáis detenidamente el artículo de
Fernando Cid Lucas, un colaborador habitual de la revista ÑAQUE que nos suele
acercar a la cultura nipona, y de su compañera Irene Criado López. Ellos
aclaran más qué es realmente un Haiku y qué posibilidades didácticas pueden
desarrollarse, poniéndonos ejemplos que nos animan a probar, a ir más allá de
lo que hubiéramos imaginado.
¿Cuál es el Haiku de vuestro proyecto?. Contádnoslo
Fernado Bercebal
Ir a la Revista ÑAQUE TEATRO EXPRESIÓN EDUCACIÓN (nº72)
Directora · ÑAQUE Editora
Consultora creativa · MOMENTO devising consultors
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