· Acción 'como si' y 'circunstancias dadas'
“Vamos a
representar una nueva obra- dijo Tortsov dirigiéndose a Malolétkova-. ...ocurre
una larga escena de persuasión, negativas, lágrimas, agradecimientos. Por fin
acepta el sacrificio, su amiga se va y usted vuelve a la habitación en busca
del broche. Ahora bien, ¿Dónde está? ¿Tal vez entró alguien y se lo llevó? En
la casa hay muchas personas, y esto es posible. Empieza una búsqueda cuidadosa,
llena de nerviosismo. Suba al escenario. Yo pincho el broche, y usted lo busca
en uno de los pliegues de la cortina.”
K.
Stanislavski
La primera interpretación de Malolétkova resulta
hilarante y totalmente falsa, puesto que, olvida completamente su objetivo
marcado (buscar el valioso broche), para agitarse convulsivamente en el
escenario, saltando como si le hubieran dado un empujón, corriendo por el
proscenio, llevándose las manos a la cabeza, retorciéndose de espanto...
Stanislavski-Tortsov pide a su alumna que vuelva a repetir la improvisación
pero que, esta vez, no olvide concentrarse en su propósito: quiero encontrar el
broche.
·Escuchar y sentir el escenario
“-¿Podrías
decirme tú, didáskalos, cuántos instrumentos interpretan la música que acompaña
nuestra comida? ¿Música...? ¿Qué música?, pensé, y en ese momento
me di cuenta de que, en efecto, una bella melodía sonaba de fondo desde que nos
habíamos sentado a la mesa. No la había oído porque no había prestado atención
y porque sonaba muy suave y queda, pero hubiera sido imposible de todo punto
distinguir los instrumentos musicales que la ejecutaban.
-¿O cómo suena esa gota de sudor-continuó
impertérrito- que resbala en este mismo momento por la espalda de Ottavia? ..."
Matilde Asensi
En cierto modo, podíamos
catalogar la novela de Matilde Asensi como un viaje al país de los sentidos en
el que los tres protagonistas y, particularmente, la hermana Ottavia Salina se
ven obligados a sentipensar constantemente en cada prueba a la que, irremediablemente, se ven
abocados y a, consecuentemente, desmecanizar sus cuerpos para poder superarla con éxito. Pero, sin embargo, en
nuestra vida cotidiana la función que desempeñan nuestros ojos es tan variada
que los otros cuatro sentidos, menos solicitados, acaban por atrofiarse. El
actor debe aprender a restaurarlos en su plenitud para conseguir “escuchar”
plenamente en el escenario.
· El trabajo emocional en la interpretación del personaje
“En cierta
ciudad vivía una pareja... Transcurrieron largos años de vida y de lucha; niños
y, naturalmente, dificultades. A veces peleaban y se enojaban. A veces ni
siquiera se hablaban. Pero su hija menor observó que la manera más segura de
reconciliarlos era poner una fuente de pepinos en la mesa. Como por arte de
magia, olvidaban la pelea, y se tornaban tiernos y comprensivos. Por un largo
tiempo la hija pensó que el cambio se debía al amor por los pepinos, pero una
vez la madre le contó la historia de su noviazgo y cuando meditó sobre ello,
llegó a otra conclusión.”
Richard Bolelavski
La divertida anécdota de Bolelavski (1989) alude a
la “memoria emotiva” o “memoria de afectos”, presente en todo ser humano y que,
mediante el contacto con objetos materiales (la fuente de pepinos, en nuestro
caso), activan y evocan los recuerdos que son emocionalmente revividos en ese
preciso instante (la declaración de amor eterno en el huerto de pepinos aquella
maravillosa tarde de verano).
Esta cualidad inherente a la psicología humana llevó
a Stanislavski, apoyándose en los estudios de Theòdule Ribot, a considerar que
el trabajo del actor debería incluir ejercicios que facilitasen la activación y
evocación de sus recuerdos sensoriales para traerlos a escena en ese preciso
instante en el que son necesarios para despertar la emoción.
· La composición de la interpretación: trabajo sobre el
texto y el subtexto
“En La posadera, de Goldoni, empleamos primero la
expresión: “Quiero evitar a las mujeres” (el misógino), pero de este modo la
obra no revelaba su humor ni su acción. Sólo cuando comprendí que el héroe
amaba a las mujeres y que toda su actitud era fingida, cambié por: “Quiero
galantear en secreto”, y de inmediato la pieza cobró vida.”
K. Stanislavski
Con estos ejemplos de su propia experiencia artística,
Stanislavski-Torsov (2003) muestra con claridad a sus jóvenes discípulos la
importancia exponencial que, para su sistema de interpretación, tiene la
elección del superobjetivo o supertarea adecuado
para el personaje que se va a encarnar.
· Actuando para el
cine
“En lo
relativo a encontrar el personaje hay dos maneras de abordar la actuación; por
lo menos que yo sepa. Una es la manera normal, la del Método. Sudas y piensas y
lees hasta que tienes los distintos atributos de ese personaje, cuya suma total
te ayuda a comprender por qué esa persona se porta como lo hace, por qué dice
lo que dice y hace lo que hace. Una vez alcanzada esta comprensión y este
conocimiento del personaje añades el exterior, las peculiaridades, su manera de
vestirse y moverse y de mirar. Es decir, tu maquillaje y tu vestuario son el
resultado de lo que es la persona.
La otra manera
de construir un personaje es la que normalmente se consideraría la manera
equivocada: es decir, crear un caparazón y meterse en su interior. Abordar en
primer lugar las características externas. Primero, la manera de hablar, de
mirar, hablar y portarse como persona; luego haces un personaje que vive de
acuerdo con estas características externas.”
Jack Lemmond
Jack Lemmond responde a su entrevistador Roy
Newquist (2003) cómo fue su método de trabajo para componer el personaje tan
divertido que le inmortalizó en la película “Con faldas y a
lo loco”. El estrafalario personaje de Jerry disfrazado de
mujer fue fruto de días de experimentación con pelucas y maquillajes para
encontrar el rostro que le parecía más apropiado, capaz de reflejar la mirada
vacía de idiota más adecuada y los labios coquetamente fruncidos. Su trabajo,
que el mismo tilda de “equivocado” se fundamenta, en realidad, en toda una
metodología de composición del personaje de fuera hacia dentro, auspiciada por
la tradición hollywoodiense del actor físico.
· Propuesta metodológica de trabajo: de la conexión
emocional a la fusión orgánica del texto
CREER y CREAR. El actor ha de aprender a creer en la
situación imaginaria que envuelve a su personaje (el “como si”) y,
consecuentemente, a crear realidades escénicas vivas para esta situación
imaginaria concreta. Hablamos, pues, de dos etapas: una primera en la que el
actor mediante improvisaciones libres basadas en el “como si” buscará la
conexión emocional con su personaje mediante un trabajo con situaciones
actualizadas que la propiciarán por analogía (los arreglos) y una
segunda etapa de trabajo, en clara continuidad con la anterior, que buscará la
fusión orgánica con el texto mediante el trabajo con improvisaciones centradas
en el subtexto.
Antonio Cantos Ceballos · 'Quiero ser un actor de cine'